EL LENTO GIRAR DE LAS ESTACIONES
Desafiando el diámetro,
mis manos arrancan la tierra,
mis dedos mesan la Tierra,
mis uñas arañan su rostro,
y tu rostro va y viene
como las hojas de un roble.
Como las hojas de un arce,
mis manos retienen el movimiento,
frenando esta bola inmensa,
arañando el tiempo,
agarrando el aire
que respiro y respiras.
Solo lo intentan.
El movimiento no es retenido,
la esfera no es sujetada,
el desfile de las horas no puede rasgarse
y el oxígeno que respiras es solo tuyo.
Así que no puedo hacer otra cosa
que seguir caminando hacia delante,
unas veces en el mismo sentido que las horas,
otras veces en sentido contrario
y siempre abrigando en mi pecho
la felicidad del camino,
de cada metro pisado,
de lo simple y lo ordinario,
de este lento girar de los círculos
que nos hace vivir en bicicleta,
de una estación a otra,
entre mi círculo polar
y tu trópico.
(Foto: keyword-suggestions.com)
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