El monguer que os traigo hoy es Juan Antonio Fernández, ex-consejero de empleo de la Junta de Andalucía (para que luego digan que solo hablo de monguers del PP, jejeje). Este hombre fue condenado en Abril de 2012 por diseñar un sistema de ayudas públicas discrecional, es decir, que se las daba a quien él quería. Sus delitos fueron de malversación de fondos, prevaricación y falsedad en documento mercantil, fraude en subvenciones y negociaciones prohibidas a funcionarios, además de estar implicado en la famosa trama de los ERE. Casi nada. La jueza lo envió a prisión, le embargó tres casas, y le pidió una enorme fianza.
Pues bien, después de pasar menos de cuatro meses en la cárcel (qué horror, por Dios!) resulta que ahora está en el paro y con sus bienes embargados; además fue despedido del cargo que ocupaba como presidente del Consejo Regulador del Vino de Jerez (increíble el sistema de incompatibilidades de algunos funcionarios: y a mí que solo soy un profe de secundaría no me permitirían ni siquiera abrir una librería...), por cierto, con una jugosa indemnización de unos 38.000 euros.
Ahora viene lo bueno: como está en paro y parece ser que "se le han cerrado las puertas del mercado laboral", resulta que está en la ruina y nadie lo quiere contratar, así que ha solicitado a la jueza Alaya que le conceda una pensión alimenticia de 1.840 euros mensuales para "atender a sus necesidades más básicas". Es duro, ¿verdad, Juan Antonio Fernández? tú que eras el encargado de que los andaluces encontraran y conservaran su trabajo, tú precisamente deberías haber sido consciente de lo dura que es la vida para el parado, en lugar de que el dinero para ayudas a desempleados acabara en fiestas, regalos, cocaína y prostitutas como así ocurría. Y ahora que te encuentras en la situación en la que han estado mucho tiempo aquellos a quien tenías que dedicar tu trabajo (y no lo hiciste), ahora quieres una ayuda que tú no prestaste, y además pretendes una pensión altísima, de casi 2.000 euros lo cual es inalcanzable para la mayoría de los andaluces, no ya siquiera como pensión, sino como salario.
Es que resulta, señor ex-consejero, que los delitos hay que pagarlos. Y usted ha cometido un delito muy grave, y tiene que pagar las consecuencias, que todos sabemos cuáles son, ¿o es que acaso esperaba que a usted le tocara un carguito de esos escondidos que les dan a los corruptos para que sigan cobrando y viviendo estupendamente sin que nadie lo vea? Pues de eso nada, señor ex-consejero. Ahora, a apechugar con las consecuencias de sus actos. Si no quería vivir de una forma miserable, no debería haberse comportado usted como un miserable.
Con esa petición me recuerda usted a un alumno que tenía hace unos años que, después de repetir curso, el primer día de clase se quedó sorprendido y me dijo "pero... ¿al repetir curso tengo que dar otra vez las mismas clases? ¡pues vaya rollo!"
(Foto: abc.es)
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