
Hoy os traigo la historia de la Isla Hashima, un ejemplo exacerbado de auge y caída de una población. Esta isla, que se encuentra a unos 15 kilómetros de la costa de Nagasaki (por lo que en realidad no es un punto remoto ni mucho menos), fue un punto clave en la industrialización de Japón durante la Revolución Meiji, debido a sus cercanos depósitos de carbón submarino, por lo que allí se instaló una pujante industria de extracción en 1890 para aprovisionar la rápidamente creciente aparición del ferrocarril (que cambió para siempre el mapa japonés conformado la que es hoy en día, sin lugar a dudas, la más extensa, compleja y eficiente red ferroviaria del mundo).
La población no hizo más que crecer de una forma increíble, y para 1959, ya vivían más de 83.000 personas en la isla, lo que, unido a su escasa extensión (de unas 100 hectáreas) la convirtió en uno de los lugares más densamente poblados del mundo.
Sin embargo, al llegar los años 60, la industria del petróleo desplazó progresivamente a la del carbón, empezaron a cerrarse minerías en todo el país, inclusive la de la isla Hashima, a manos de su propietaria, Mitsubishi, en 1974. Sin trabajo, la isla carecía de interés, así que fue rápidamente abandonada por toda su población, convirtiéndole en una enorme ciudad fantasma que está prohibido visitar por orden del Gobierno Japonés.
(Foto: elbauldejosete.wordpress.com)
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