Una historia incómoda de leer si eres australiano, sobre todo de cierta ciudad... No es ningún secreto que Australia fue usada por los ingleses como colonia penitenciaria durante los siglos XVIII y XIX, y que una parte importante de los australianos son descendientes de aquellos presos, según se dice (y supongo que también delos guardas y los militares, ojo).
Pues bien, resulta que a finales del siglo XVIII, tras una guerra de cuyo nombre no tengo ni idea, muchas mujeres fueron despedidas en Londres de sus trabajos, ya que había que hacer sitio para los 130.000 militares que regresabandel conflicto (qué bonito, ¿verdad?). Privadas de su sustento la mayoría tuvo que dedicarse a la prostitución. El gobierno inglés empezó a meter a tantas mujeres en cárceles con penas de varios años de prisión (a veces por pequeños hurtos), de tal forma que las cárceles inglesas se llenaron de gente, hambre y tifus.
Por tanto, se preparó un enorme contingente para fundar una colonia penitenciaria en Nueva Gales del Sur, en Australia. Primero partió un buque con presos y militares, y poco después otro, el Lady Juliana, al mando de un antiguo subordinado del mismísimo Capitán Cook, con suministros y unas 237 mujeres, muchas de ellas condenadas por delitos insignificantes.
Durante el año que duró la travesía, los marineros acabaron cayendo presa de sus instintos carnales (como era lógico en aquella época y en aquellas condiciones, por otro lado), instintos por cierto provocados en cierto punto por las presas que al parecer lo utilizaban como medio de negociación para mejorar sus condiciones de vida en el barco (lo cual también es más que comprensible). Así, que el buque se convirtió en un prostíbulo flotante, como fue llamado posteriormente por el historiador y novelista Sian Rees en su libro El burdel flotante.
Muchas mujeres del Lady Juliana quedaron embarazadas e incluso dieron a luz durante el trayecto. Ahora viene, para mí, lo mejor de la historia. El buque llegó en 1790 a un lugar llamado Sidney Cove, donde al poco tiempo aquellas mujeres se convirtieron en las madres fundadoras de una nueva ciudad: Sidney, Australia. Aquellas improvisadas prostitutas, sus hijos y los presos y militares con quien hicieron pareja fueron la primera población de la ciudad.
(Imagen: daughtersfloatingbrothel.wordpress.com)
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