Normalmente las proezas de animales supuestamente extraordinarios no suelen llamarme mucho la atención, pero tengo que reconoceros que, después de leer la historia de este perro, releerla y contrastarla en varias fuentes, no he podido resistirme a compartirla con vosotros.
Jim fue un setter negro que se hizo famoso durante la década de 1930. Fue comprado cuando era un cahorro por un aficionado a la caza, Sam Arsdale. Tras intentar entrenarlo como perro de caza, al parecer sin mucho éxito. su dueño empezó a notar que Jim era un extraordinario ejemplar que parecía detectar la presencia o ausencia inmediata de codornices en el campo (así como su ubicación exacta) de una forma casi instantánea. Yo no sé nada de caza ni me interesa, pero al parecer sus alrededor de 5.000 piezas en una sola temporada lo convirtieron en una leyenda en este campo.
Pero esto no habría llamado mi atención ni mucho menos. Pronto resultó claro que Jim podía entender a la perfección a los humanos. Primero se trataba de que su amo le decía que buscara un árbol o arbusto concreto y se quedara allí: un cedro, un avellano, un nogal... La perplejidad de su amo llevó a la organización de eventos populares en los que se pedía a Jim localizar un coche determinado por su color, modelo o incluso por su matrícula. El setter pronto se hizo famoso en todo Estados Unidos.
Naturalmente, surgió un escepticismo lógico en torno a las supuestas habilidades de Jim, así que se organizó una serie de pruebas en la Universidad de Missouri, a cargo de una serie de expertos que no confiaban mucho en que estas habilidades no fueran en realidad trucos o amaños de su amo. Después de un examen físico exhaustivo, se le pidió a Jim que localizara al Dr. Dickinson. El perro se dirigió enseguida, y a través de una multitud, a él.
Y ahora viene lo que roza lo paranormal. Una serie de especialistas le dieron otras órdenes de encontrar a personas que respondían a descripciones concretas, pero lo hicieron en italiano, español, francés y alemán. Jim no falló ni una sola vez.
No digo que el perro fuera mágico. Yo mismo soy escéptico hasta la médula con este tipo de cosas, pero he leído sobre esas pruebas en muchas fuentes y, al parecer, todavía hoy muchos expertos no pueden explicar cómo se podría amañar una prueba de esas características y tan controlada.
Un verdadero misterio el de Jim, que murió en 1938 y que está enterrado en el cementerio de Park Ridge en Marshall. Quizá es el único animal enterrado en un cementerio público (aunque fue casualidad, ya que fue enterrado junto al cementerio pero fuera de él tras la negativa de las autoridades locales, pero la posterior ampliación del recinto acabó metiéndolo dentro).
(Foto: elbauldejosete.wordpress.com)
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