Lord of the selfies 8/5/15: Trailer

Después de casi cuatro años, por fin he encontrado la línea argumental que andaba buscando para mi nueva novela (la primera, en realidad, teniendo en cuenta que El hueco en el pecho fue una recopilación de mis relatos).

Aún está en una fase muy primaria, pero la inspiración me está haciendo construir la historia a buena velocidad. Para todos aquellos a los que les gusta cómo escribo, aquí van las primeras líneas, a modo de aperitivo (tengo un título en mente para la novela, pero podría variar, así que prefiero no ponerlo):

"Avelina Casagrande vivía en un piso minúsculo, con sus padres y su hermano pequeño, Federico. Un apartamento de esos con barras, decía a alguna de sus escasas amigas cuando las invitaba a hacer los deberes y a merendar. Sus amigas no preguntaban, claro, por vergüenza de no saber a qué se refería ella con eso de las barras, y realmente era mejor así, porque ella misma no entendía tampoco el concepto: solo transmitía lo que les oía a sus padres, que también invitaban a sus amigos, no a merendar, sino a beber cerveza y comer aceitunas; no a hacer los deberes, sino a hablar de gente que estaba enferma y de lo mal que estaban en sus trabajos. 

Sus padres enseñaban el piso a los amigos, y en cada habitación explicaban: "éste es el salón barra comedor; ésta es la cocina barra lavadero; esto de aquí es el estudio barra trastero barra cuarto de la plancha..." y claro, ella, al igual que sus propias amigas, no se atrevía a preguntar dónde estaban esas barras que solo los adultos parecían ver, y que ella imaginaba como blancas columnas de mármol como las de los templos romanos o griegos. 

Y es que a Avelina Casagrande le costaba entender cosas que, para la mayoría eran simples de aceptar; sin embargo, a cambio, ella era capaz de ver y comprender fácilmente aquello que a los demás les costaba un esfuerzo mucho mayor."

(Foto: norbanova.es)