Watchmen es una obra maestra. Si fuera una novela no gráfica y los protagonistas no fueran superhéroes, sería una obra que los críticos literarios recomendarían en todos sitios. Watchmen va de superhéroes, sí, y además de superhéroes de estilo americano. Pero no tiene nada que ver con el estereotipo.
Este increíble comic cuyo guión se debe al genio (al que se le va la olla cada vez más) Alan Moore, retrata un lado inusual y único del género: los superhéroes olvidados, los jubilados, los que ya nadie quiere porque llegó un momento en el que causaron más problemas de los que resolvieron, superhéroes que no son buenas personas, sino todo lo contrario. Superhéroes que cometen delitos, que salen fuera de la sociedad, que son, en definitiva, humanos, personas que sufren el peso de la responsabilidad y de su propia humanidad.
Una historia, adulta, una trama complicada, unos diálogos memorables. Una exploración perfecta del fenómeno de la caída de los mitos. La película cambia elementos clave de la trama, pero aún así es muy buena. Y el final es soberbio. Una obra maestra totalmente recomendable aún para los que no gustan del género de superhéroes.
(Imagen: giantbomb.com)
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