En esta ocasión no os traigo un poema. Quiero, de hecho, ir alternando entre prosa y poesía, y qué mejor autor para empezar la prosa que Julio Cortázar, uno de los maestros indiscutibles de la narración del siglo XX, rey de la narración breve latinoamericana (con permiso de muchos otros fantásticos narradores). Baste decir que Cortázar es uno de los autores más utilizados en los cursos de escritura creativa. En este caso os traigo un famoso fragmento de la que es, para muchos, su obra cumbre: "Rayuela".
RAYUELA (FRAGMENTO)
Toco
tu boca, con un dedo toco el borde de tu boca, voy dibujándola como si
saliera de mi mano, como si por primera vez tu boca se entreabriera, y
me basta cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar, hago nacer
cada vez la boca que deseo, la boca que mi mano elige y te dibuja en la
cara, una boca elegida entre todas, con soberana libertad elegida por mí
para dibujarla con mi mano en tu cara, y que por un azar que no busco
comprender coincide exactamente con tu boca que sonríe por debajo de la
que mi mano te dibuja.
Me miras, de cerca me miras, cada vez más de cerca y entonces jugamos al
cíclope, nos miramos cada vez más de cerca y los ojos se agrandan, se
acercan entre sí, se superponen y los cíclopes se miran, respirando
confundidos, las bocas se encuentran y luchan tibiamente, mordiéndose
con los labios, apoyando apenas la lengua en los dientes, jugando en sus
recintos donde un aire pesado va y viene con perfume viejo y un
silencio. Entonces mis manos buscan hundirse en tu pelo, acariciar
lentamente la profundidad de tu pelo mientras nos besamos como si
tuviéramos la boca llena de flores o de peces, de movimientos vivos, de
fragancia oscura. Y si nos mordemos el dolor es dulce, y si nos ahogamos
en un breve y terrible absorber simultáneo de aliento, esa instantánea
muerte es bella. Y hay una sola saliva y un solo sabor a fruta madura, y
yo te siento temblar contra mí como una luna en el agua.
(foto: el poder de la palabra)
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