
Es tal la Monguerez de este personaje (¿Mongueridad? ¿Mongueritud?) que estoy convencido de que todos habéis oído hablar ya de las horrorosas declaraciones que tuvo el valor de escribir sobre Pablo Iglesias este concejal del municipio palentino de Paredes de Nava. Ni siquiera voy a repetirlas.
Solo diré dos cosas. Primero, que las personas que criticamos abiertamente a figuras públicas, de la política o no, nunca debemos desear su muerte, bajo ningún concepto y con ningún tipo de humor o broma. Jamás. Si vamos a insultar a alguien, mejor hacerlo con estilo y discreción, pero claro, quizá es mucho pedir para un concejal que escribe "haber" en lugar de "a ver"... por cierto, concejal de cultura, ¡qué bien preparado!
Segundo, que estoy harto. Completamente harto. De estos y de los otros, de todos los que, por falta de educación y exceso de tiempo libre y acceso a la tecnología, se han acostumbrado a la idea de que en una red social uno puede calumniar, increpar y amenazar como le dé la gana, sin el más mínimo respeto. Si uno quiere decir estupideces, pues que las diga en el bar, y si no saben hablar, pues que tampoco escriban, la verdad. Y lo digo por experiencia: justo al principio de abrir mi cuenta de Twitter, a mí, que soy agnóstico declarado, anticlerical más declarado y rojete en mis ratos libres, se me ocurrió la terrible idea de ser comprensivo y conciliador y responder a un twit de la revista Mongolia, hasta entonces muy de mi gusto. El mensaje hacía referencia a una procesión de Semana Santa, refiriéndose a ella como "tanta parafernalia para sacar a pasear un puto tronco" o algo así. Sinceramente, me pareció irrespetuoso. Que no sea fan de la Semana Santa no significa que me resulte ridícula y digna de burla, la verdad, así que escribí "me parece un poco fuerte hablar así de creencias que no hacen daño a nadie", refiriéndome al hecho se sacar en procesión una imagen de madera de un santo, solo a eso... ¡madre mía, no os podéis ni imaginar! en cuestión de minutos mi twitter se inundó de mensajes de gente que, indignadísima, me tachaba de apoyar la Inquisición Española en la Edad Media, la pederastia de los curas, y de todos los males de la Iglesia. Y es que no hay nada tan fácil en este país como insultar primero y preguntar después... no os podéis imaginar lo mal que me sentó sentirme atacado y linchado como si fuera todo lo contrario que soy, y lo que me costó convencer a algunos (aquellos que no se dedicaron, como otros, diréctamente a insultarme) de que mi opinión solo hacía referencia a la estatua de madera y no a todo lo demás. Quizá debería colarme en casa de aquellos que me insultaron, cuando estén cenando con su familia en Nochebuena, quemándolo todo y gritando ¡Muerte a los curas! ¡Viva la Revolución!
Ya sé que este post es desproporcionado y ha perdido el sentido inicial, pero es que tenía esa espinita clavada y tenía que sacarla. Que sepáis todos los ateos: si tratáis a las personas religiosas con desdén, las miráis por encima del hombro y las creéis ignorantes solo por creer en uno o varios dioses, os convertís en todo aquello que criticáis: en fundamentalistas. Entre las gente atea hay mucho Ayatollah, he dicho. Yo solo pido respeto y empatía para todos, y también para los agnósticos que estamos enmedio. Hala.
(foto: cuatro.com)
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