Aquí os traigo el segundo texto del ciclo "tétrico" que os conté la semana pasada.
KOKUTOS
No existe otro momento que aquel
en el que se está llorando. A veces da la sensación de que el resto es un
conjunto de imágenes que desfilan rápidamente sobre las retinas entre un
lamento y el siguiente. El zen, que nos pide y nos ruega que seamos en cada
segundo de nuestras vidas conscientes de todas las cosas y de cada una, no
entiende que es precisamente durante el intolerable sollozo de unos ojos
arrasados por la sal de las lágrimas cuando la consciencia de nosotros mismos
nos inunda y nos ahoga, y nos arrastra, y nos condena a derramar nuestra agua
con el triste convencimiento de que no es la felicidad lo que acaba con el
llanto, sino la extenuación.
(Imagen: YouTube)
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