Para mí, una de las películas más bellas del cine chino (y una de las más fáciles de entender en Occidente, que no ninguna tontería eso). Obra del genial Zang Yimou. Totalmente recomendable para una tarde de sofá y parejita (o no). Una historia de amor con todos los ingredientes que debe tener (especialmente el respeto a las tradiciones, una constante en el cine chino), y con una fotografía para mí solo superada en el cine oriental por La casa de las dagas voladoras (de la que hablaré en próximas publicaciones).
(Imagen: aquipelis.net)
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