
Hoy os traigo el relato que cierra el ciclo siniestro. Las próximas cinco semanas iré poniendo sus versiones en inglés (ya que en la revista donde se publican, están en versión bilingüe).
ESTIGE
Nadie, ni siquiera el que
arrastra sus pasos con desánimo, ni el que se atraganta con su propio lamento.
Tampoco el que sucumbe a la ardiente quemadura ni el que desaparece en el pozo
del olvido. Nadie es más desgraciado que aquel que odia. Porque aquel que odia
se sumerge por propia voluntad en las aguas oscuras y frías, accede a su propio
suplicio de forma voluntaria, se rinde ante el más fácil y el peor de los
caminos. El odio es pesar, es gemido, es tortura, es extravío, y es mucho más.
Es el peor de los tormentos que el ser humano puede infligir en todas las
direcciones, y es el más difícil de superar. Porque aquel que pone un pie al
otro lado de la frontera nunca entiende, hasta que es demasiado tarde, que para
cruzar ese río hay que pagar el precio.
(Imagen: wikipedia)
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