Una de las muchas obras maestras de Stanley Kubrick. Una película que todo el mundo debe ver alguna vez, a pesar de lo extrañamente obsoleta que ya va resultando y de lo perturbadora que es en conjunto. Una reflexión sobre la violencia sin sentido y sobre los verdaderos intereses de las personas que mandan sobre la sociedad. Tremendamente adelantada a su tiempo, genialmente adaptada a partir de la novela de Anthony Burguess, censurada cientos de veces, calificada en X en Estados Unidos en un principio, incluso retirada por su director de la distribución durante varios años.
Es, en conjunto, una película única. Y encima, tiene una soberbia banda sonora obra del genial Wendy Carlos. No existe nada parecido, y solo por eso, tiene un valor que debería ser apreciado. Además, cada vez da la sensación de ser más premonitoria. En fin.
(Imagen: openculture.com)
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