Hoy os traigo la historia de la interesante (por decir algo) vida del emperador romano Heliogábalo, nacido en Siria en el año 203 y emperador del 218 al 222. Se cuenta que, en su primer día como emperador (a los 15 años) entró en Roma en un carruaje tirado por mujeres desnudas (en otras ocasiones utilizaría esclavos o perros).
Como la mayoría de los hombres de su época, era bisexual, y aunque tuvo cinco esposas, solía disfrazarse de mujer y celebrar bodas simuladas con sus gladiadores preferidos. Organizaba lujosos y extravagantes banquetes que serían la envidia del mismo Berlusconi: en uno de ellos invito a 8 jorobados, 8 cojos, 8 hombres obesos, 8 hombres esqueléticos, 8 sordos, 8 negros y 8 albinos, y se dedicó a gastarles crueles bromas durante toda la fiesta, por ejemplo soltando fieras entre los comensales ya borrachos, pero fieras a las que había ordenado quitar los dientes y las garras. En otra ocasión se dedicó a rociar sobre los invitados tal cantidad de pétalos de rosa que se dice que algunos murieron asfixiados.
Se jactaba de no haber bebido nunca dos veces en la misma copa. Llamaba mendigos a aquellos que usaban un traje más de una vez. Nunca emprendía un viaje con menos de 60 carruajes. Muchas noches se maquillaba, se ponía peluca y caminaba hasta ciertas tabernas de la ciudad donde se prostituía.
A los 18 años de edad, tras solo 3 de reinado, Heliogábalo fue asesinado por su propia guardia personal, debido sobre todo a sus despilfarros que vaciaron las arcas del palacio y a su conducta indecente (al menos para la época). Su cuerpo y el de su madre fueron decapitados y arrastrados desnudos por la ciudad. Su cadáver fue finalmente arrojado al Tiber.
(Foto: sentadofrentealmundo.com)
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